Situada a un kilómetro de la población y rodeada de un paraje de árboles, es uno de los lugares más reconocidos por los vecinos de Càlig. El camino que lleva a la ermita es frecuentado por caminantes que, sobre todo en verano, aprovechan para pasear bajo las sombras de algunos de los árboles centenarios que se encuentran por el camino.
El primer documento escrito que hace referencia a la advocación mariana del Socorro en Càlig y a la existencia de un lugar destinado a esta advocación es de 1582. De la que fue la primera ermita, se conserva una parte de su construcción que hoy se hace servir de bar, ya que el nuevo santuario se levantó en el último tercio del siglo XVIII. Este edificio, clasificado dentro del corriente neoclásico, recoge en su interior pilastras con capiteles de estilo corintio, diversos frescos de gran belleza de Joaquín Oliet de 1826, el enladrillado del suelo de 1906 y el grupo escultórico de la Virgen del Socorro, del año 1939, obra del escultor de Barcelona Domingo Seguí, que preside el retablo mayor del santuario. En el exterior, se aprecia la bóveda cubierta de teja azul –color que se utiliza en los santuarios marianos– rematada con una cruz de hierro en la parte superior y la portalada de entrada de la ermita.
Dentro del recinto se encuentra la casa de la ermita, que está dividida en habitaciones que se alquilan a veraneantes y otras estancias, como el patio de entrada, el patio de los Pozos y una plazoleta. Además, con los terrenos limítrofes adquiridos por el Ayuntamiento de Càlig, hay actualmente nuevos aseos y una zona amplia de recreo que se conoce como el paraje del Socorro.
